martes, 29 de noviembre de 2011

John Travolta


21 de mayo de 1994. El festival de Cannes era testigo de una resurrección milagrosa. Se estrenaba “Pulp fiction”. El titular del día: “TRAVOLTA HA REGRESADO”. En los 70 la juventud americana de la recesión explotaba los fines de semana en las discos buscando sus cinco minutos de gloria, soñando lo que podrían ser y realmente no eran. De ahí surgió Tony Manero, el ídolo de la nueva juventud, todo un hallazgo sociológico. Chico italo-americano de barrio, hortera, machista, achulado y desafiante que se paseaba como un pavo real por la pantalla ocultando su debilidad latente con una extrema prepotencia chulesca. Manero tuvo su perfecta encarnación en Travolta. Conectó con las frustraciones de los jóvenes de ciudad como antes lo hiciera James Dean, convirtiéndose en ídolo de masas al momento ¡Había nacido el Travoltismo! Luego llegó Danny Zuko, consolidándole definitivamente como mito. Chulillo como pocos, todo cuero, patillas y brillantina, Danny con su forma de andar era el candidato ideal para una malformación de caderas.
A partir de 1980 no dio pie con bola, permitiéndose rechazar películas como “American Gigolo” y “Oficial y caballero” que encumbraron a su competidor en chulitos Richard Gere. Si a los veintitantos era la sensación del planeta a los treintaipocos era ya un chiste. Nadie daba un duro por él cuando Tarantino lo puso de nuevo a las puertas del oscar con “Pulp fiction”. Su Vincent Vega, matón, yonki y medio filósofo pasado de kilos fue oro puro. Travolta regresó para quedarse. Desde entonces el chico que nunca dejo de mover las caderas baila de nuevo con la más guapa. Sigue siendo el hortera más sexy que nos ha dado el cine.

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