Antes que nada, ayer no funcionaba Blogger, con lo que no pude hacer la entrada del día.-se siente.
Hoy, para matar dos pájaros de un tiro querría mostraros la realidad del ilustrador. Un Ilustrador se debe a su cliente.
No es pues como un “artista” o un pintor que desarrolla su propio mundo (esto es muy relativo, ya que en el pasado el mecenazgo del artista imponía la temática-que se lo digan a Miguel Ángel…)
El hecho es que si quieres vivir de esto, más te vale asumir que uno está al servicio de la obra.
Tal vez esto ejemplifique más claramente lo que digo. Seguramente no exista en estos momentos dos clientes más opuestos para los que haya trabajado:
El primero es un cartel realizado para la iglesia a raíz de la beatificación de la madre Maravillas
El segundo una ilustración para la comunidad gay.
Juzgue cada cual para sí ,cual representa para él cielo u infierno.
Personalmente podría decirse que comulgo con la iglesia, pero no con la moral vaticana que debería fijarse mas en la imagen de Cristo, y comulgo con la cultura gay aunque de hecho soy hetero, pero lo cierto es que, valores estéticos aparte, los dos encargos los afronté con igual dedicación y profesionalidad, y esa es la labor que debe cumplir de cara al cliente todo profesional.
Lejos en todo caso de mí crear polémica hacia un lado u a otro
Hay que estar preparado para todo (aunque de vez en cuando uno deba poner sus límites-estoy pensando ahora en esos estupendos retratos de Gadafi que llenan las fachadas de su destrozado país-eso ni por todo el oro del mundo!!!)
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