A menudo me preguntan cuál es mi ilustración favorita del libro "Hombres de Hollywood" y yo siempre les contesto que no se puede elegir entre los hijos, lo que si puedo decir es que hay caras más agradecidas que otras, y una de esas caras es sin duda la de Sean Connery. Fe de ello da la cantidad de dibujantes de comic que no han podido evitar "incluirla " en sus comics.
Ningún otro ha envejecido como él
en la gran pantalla. Cuando en 1987 obtuvo su oscar por “Los intocables” hubo
toda una campaña de reivindicación a su talento que ya se produjera un año
antes en el viejo continente a raíz de “El nombre de la rosa”. Conoció el éxito
con mayúsculas con el “fenómeno Bond”. Era el suyo un Bond único que exhalaba
macho por todos sus poros. Elegante, viril, sofisticado, con un distanciamiento
irónico y misógino…
Las mujeres caían a sus pies
mientras él iba a lo suyo “en nombre de la corona”. Su rica virilidad de quien
se sabe sexy casi no le permite sobrevivir al personaje. Tuvo el coraje de
bajarse en marcha y buscar otros paisajes que dieran muestra de su talla como
actor.
(antiguo retrato hecho en la epoca del comic de "los inmortales)
En 1975 emergía de nuevo con una trilogía expléndida (“El viento y el
león”, “El hombre que pudo reinar”, “Robin y Marian”) mostrándose envejecido y
encarando a perdedores dotados de una gran dignidad. Tras este periplo de obras
maestras hubo que esperar. El destino le tenía reservado uno de los
renacimientos más celebrados de la historia.
Los primeros visos llegaron con
“Los inmortales” y “El nombre de la rosa”. Hollywood se percató y en su
siguiente trabajo robó a todos la película y se llevó el oscar. Había
descubierto su nueva imagen: la del patriarca y mentor maduro y atractivo de admirable vitalidad. Su
participación en la tercera aventura de Indi fue una fiesta.
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